Elisabet Ros

como acompañar en el duelo, lo que si ayuda

Cómo acompañar en el duelo: lo que sí ayuda de verdad

Acompañar a alguien en duelo puede parecer un desafío enorme. A menudo nos sentimos torpes, inseguros o con miedo de decir algo inapropiado. Sin embargo, con sensibilidad, respeto y una disposición sincera, hay muchas formas en las que podemos ser un verdadero apoyo. A continuación, comparto algunas acciones y actitudes que pueden ser muy valiosas para quienes están atravesando una pérdida.

 

 

1. Prepárate antes de estar: llegar con presencia

Antes de visitar o contactar a una persona en duelo, es importante detenernos un momento, conectar con nuestra sensibilidad y recordarnos que vamos a encontrarnos con alguien cuyo mundo ha cambiado profundamente. Esa pequeña pausa nos permite llegar con más presencia y respeto.

 

2. Tiempo breve, pero con sentido

No hace falta estar horas para ser significativos. Muchas veces, una visita corta pero cálida, centrada en lo que importa puede ser más valiosa que largas conversaciones.

 

3. Compasión, lástima no

La línea entre empatía y lástima puede ser sutil, pero se percibe, sobre todo en la mirada. La lástima comunica que no creemos que la persona tenga los recursos para salir adelante. En cambio, mirar con respeto, sin juzgar y con confianza en su capacidad interna, transmite fuerza y acompañamiento real.

 

4. Ofrecer ayuda concreta

En lugar de decir “si necesitas algo, avísame”, que muchas veces queda en el aire, es preferible ofrecer gestos concretos: preparar comida, encargarse de tareas domésticas, cuidar a los niños por unas horas, acompañar a hacer gestiones… Son acciones que alivian y comunican que estamos disponibles de verdad.

 

5. El poder del contacto humano

No siempre es necesario decir algo. Un abrazo sincero, tomar la mano, o simplemente sentarse en silencio puede ser profundamente sanador. Nuestra presencia puede hablar más que las palabras.

 

6. Mirar más allá de las apariencias

Cuando el duelo está relacionado con una enfermedad, es importante aprender a mirar más allá de los cambios físicos o de humor. A veces, la enfermedad modifica la personalidad o las reacciones. Recordar a la persona en su esencia, traer a la memoria lo mejor de ella, es una forma de honrar su humanidad más allá de la circunstancia actual.

 

7. Crear espacios seguros para compartir el dolor

Llorar, hablar, compartir estados de ánimo con alguien que sepa escuchar sin tratar de modificar estos estados… eso es lo que verdaderamente alivia. Los grupos de apoyo, bien guiados, pueden convertirse en redes de contención amorosas, donde compartir días malos y buenos.

 

8. Expresar el duelo a través del arte

La escritura, la música, la oración, la pintura o cualquier forma artística pueden ser herramientas poderosas para atravesar el duelo. Escribir lo ocurrido, leerlo en voz alta, dibujar lo que se siente… ayudan a darle forma al dolor, a comprenderlo y poco a poco integrarlo.

Por ejemplo, la “carta de despedida”, muy común en algunas culturas, puede ser útil para algunas personas, pero no siempre. No es una técnica universal, y nadie debería sentirse presionado a escribirla si no lo siente. El duelo es tan único como quien lo vive.

 

9. Volver a la naturalez

Caminar por un bosque, dejar que el sol toque la piel, bañarse en el mar o simplemente sentarse bajo un árbol. Volver al cuerpo, al presente, al aire libre. La naturaleza tiene un modo suave y profundo de recordarnos que seguimos vivos, y que en medio del dolor, también hay belleza.

 

10. Transmitir esperanza con el alma

A veces, después de una pérdida, la persona queda atrapada en la ausencia, desconectada del resto de su vida. Acompañar en ese momento no implica negar el dolor, sino sostener con delicadeza una mirada más amplia, que incluya también lo que sigue siendo valioso.

 

11. Gestos que significan más que mil palabras

A veces, no saber qué decir nos frena. Pero el simple hecho de acudir a una casa, a un hospital, a un velorio o funeral ya es un acto de gran valor. Son gestos que no necesitan discurso, y que el doliente suele recordar con profundo agradecimiento.

 

12. Escuchar desde el corazón

Cuando preguntes, hazlo desde el corazón. No por curiosidad, sino para que el otro sepa que estás ahí, que puede contar contigo si en algún momento necesita hablar.

 

Acompañar en el duelo es estar, no hacer

Acompañar en el duelo no es tener respuestas, ni “hacer sentir mejor”. Es estar disponibles, sin expectativas. Y muchas veces, esa disponibilidad se convierte en el consuelo más preciado.

 

Escrito por Elisabet Ros, terapeuta transpersonal, especialista en duelo.