El duelo es una experiencia profundamente humana, inevitable y transformadora. Sin embargo, sigue rodeado de falsas creencias y frases hechas que, lejos de consolar, a menudo hieren o incomodan a quien atraviesa un proceso de pérdida.
Como terapeuta y como persona que ha vivido el duelo en primera persona, reconozco que incluso con buena intención es fácil cometer errores. He dicho cosas que hoy sé que no alivian. Acompañar a alguien en duelo no es sencillo. Se requiere respeto y sensibilidad en un proceso que exige una revisión constante.
Muchas veces no sabemos qué decir o cómo estar, y desde ese desconcierto surgen respuestas que no siempre llegan al corazón del doliente.
Por eso me parece importante detenernos a revisar algunos de estos mitos, no para señalar, sino para crecer en conciencia y aprender juntos a estar más presentes, más humanos y más disponibles ante el dolor del otro.
Mito #1: “Ya debería haberlo superado”
Tipo de mito: Temporal
Una de las creencias más extendidas es la idea de que el duelo tiene una fecha de caducidad. Frases como “ya es hora de pasar página” o “el primer año es el peor” colocan una presión enorme sobre quien ya está haciendo un esfuerzo inmenso por sostenerse. La realidad es que el duelo no responde a relojes. Puede durar dos, tres o más años. A veces el primer año es el más duro, otras veces el segundo se siente más desolador. Lo importante no es el tiempo que ha pasado, sino el modo en que la persona transita su proceso. El duelo no es una línea recta ni un calendario a tachar: es un camino íntimo que necesita respeto.
Mito #2: “Hacer el duelo es soltar y olvidar”
Tipo de mito: Vincular
Otra creencia dañina es pensar que hacer el duelo implica cortar todo lazo con quien ha fallecido. Se suele sugerir que se deshagan de objetos personales, que no hablen más del tema, que sigan adelante. Sin embargo, en realidad, mantener un vínculo emocional con la persona fallecida, a través de recuerdos, cartas, fotos, pensamientos o conversaciones, es completamente natural y saludable. No se trata de aferrarse, sino de integrar esa presencia en una nueva forma. El vínculo no termina con la muerte.
Mito #3: “Llorar es de débiles”
Tipo de mito: Emocional
Cuántas veces se ha escuchado: “no llores, sé fuerte”. Llorar no es un signo de debilidad, sino una forma de sanar. Las lágrimas son una vía de expresión y liberación. Impedirlas es reprimir una energía vital que necesita salir. Es importante abrir espacios seguros donde el llanto sea bienvenido, y no algo que deba ocultarse o disculparse. Llorar no solo es válido, es necesario.
Mito #4: “No lo veas, te hará peor”
Tipo de mito: Sensorial/Decisional
Especialmente en casos de muerte perinatal o súbita, muchas veces se decide por la persona en duelo si debe ver el cuerpo de su ser querido. Se hace para protegerla del impacto visual, pero sin consultar sus verdaderas necesidades. Ver el cuerpo puede ser doloroso, sí, pero también puede ayudar a tomar conciencia de la pérdida, a comenzar el proceso de despedida y a integrar lo ocurrido. Lo esencial es respetar la decisión del doliente, no sustituirla por la nuestra.
Mito #5: “Hay formas correctas de hacer el duelo”
Tipo de mito: Normativo
Cada persona vive su duelo a su manera. Para algunas será vital hablar de lo ocurrido, explorar sus emociones, escribir, buscar ayuda. Para otras, lo será el silencio, el tiempo, el hacer. No hay un guión correcto, no hay un modelo universal. Lo que funciona para uno puede ser perjudicial para otro. El duelo no necesita ser explicado ni validado. Solo necesita ser vivido con autenticidad.
Mito #6: “No pienses en eso”
Tipo de mito: Silenciador
Cuando se cambia de tema ante una mención del ser querido fallecido, cuando se hace silencio incómodo o se desvía la conversación, se le está diciendo al doliente que su dolor no tiene lugar. Eso genera tensión y puede convertir a la persona fallecida en un tabú. En lugar de ello, podemos preguntar, recordar juntos, permitir que esa presencia siga viva en la conversación. Nombrar al ausente es una forma de honrarlo.
Mito #7: “Todo pasa por algo, Dios sabe lo que hace”
Tipo de mito: Moralizante
Frases como estas pueden despertar una gran rabia. En medio del dolor, quien sufre no necesita explicaciones teológicas ni verdades absolutas. Está en un momento de confusión, pérdida y ruptura de sentido. Moralizar o adoctrinar en ese instante construye muros en vez de puentes. Lo más valioso que podemos ofrecer no es una respuesta, sino una presencia respetuosa.
Mito #8: “Sé cómo te sientes”
Tipo de mito: Suponedor
No, no lo sabes. Aunque hayas pasado por una pérdida similar, cada relación es única, cada circunstancia irrepetible. Frases como “sé cómo te sientes”, “solo era un gato”, “ya era muy mayor” minimizan el dolor y son percibidas como invalidantes. No hay jerarquía del sufrimiento. Lo mejor que podemos hacer es escuchar sin juicio y acompañar sin comparar.
Mito #9: “No puedes parar tu vida por esto”
Tipo de mito: Productivista
En nuestra sociedad hiperactiva, se valora más la productividad que el descanso, más la apariencia de bienestar que la autenticidad. Pero el duelo necesita pausa. Necesita tiempos distintos. La persona en duelo puede necesitar no ir a eventos, trabajar menos, dormir más, retirarse. Y todo eso está bien. Cuidar el estado de ánimo y respetar los tiempos propios no es rendirse, es sabiduría emocional.
Mito #10: “El doliente tiene que sostener a los demás”
Tipo de mito: Invertido
Ocurre con frecuencia que en los funerales o durante una enfermedad grave, es la persona más afectada la que termina conteniendo a los demás. A veces el enfermo consuela a los familiares, o el doliente tranquiliza a quienes lo visitan. Sin darnos cuenta, desplazamos el foco. Es importante ser conscientes de este patrón y evitar cargar al doliente con el peso emocional de otros. Su rol no es ser fuerte para todos, sino permitirse sentir.
Hablar del duelo y los miedos asociados a él con más honestidad nos permite darle un lugar digno, real y humano.
A lo largo del tiempo he aprendido que acompañar no significa tener respuestas perfectas, sino estar disponibles: sin juicios, sin prisa, sin forzar. A veces basta con nuestra presencia y humildad. Entonces descubrimos algo más profundo: que, en el centro de ese dolor, hay amor. Mucho amor.
Escrito por Elisabet Ross, Terapeuta transpersonal, especialista en duelo.