Elisabet Ros

Mindfulness y duelo

“Mindfulness o conciencia plena es una actitud concreta hacia la experiencia, o una manera de relacionarnos con la vida, que ofrece la promesa tanto de aliviar nuestro sufrimiento como de convertir la vida en una realidad rica y plena de sentido” — Ronald Siegel

La palabra “mindfulness se traduce al español como conciencia plena. Significa ser testigo y conectar conscientemente con cada elemento de nuestras vidas que está sucediendo en el momento presente, aquí y ahora. Con esta práctica, dejamos de sentirnos víctimas y nos convertimos en observadores directos de lo que acontece, tomando consciencia de la impermanencia y de los cambios constantes que forman parte de la existencia.

Aplicar el mindfulness en determinadas etapas del proceso de duelo puede ofrecer un camino de sanación y transformación del dolor, convirtiéndolo en amor y compasión hacia uno mismo y hacia los demás.

¿Qué es la atención plena?

La atención plena implica una forma específica de prestar atención, distinta al modo automático en el que solemos vivir. Podemos entenderla de tres maneras:

  • Practicar la atención intencionadamente durante algunas de nuestras actividades, como pueden ser comer, asearnos, conducir o dar un paseo. Es lo que llamamos práctica informal.
  • “Práctica formal” o práctica a través de la meditación: Esta actividad se realiza en un lugar y tiempo concretos y habituales en los que, simplemente, paramos y prestamos atención a lo que sucede tanto en nuestro mundo interno como externo. 
  • También se refiere a un nivel de conciencia expandida: La práctica voluntaria y sostenida de la atención plena impregna cada vez más nuestra vida diaria. Dejamos de funcionar en “piloto automático” y comenzamos a vivir con mayor presencia y conexión con el presente.

El papel de mindfulness en el duelo

En el duelo, la atención plena nos permite transitar la pérdida de manera consciente, dando lugar a recursos nuevos para sostenernos y relacionarnos con lo que está sucediendo, momento a momento, con amabilidad. Para quienes acompañan procesos de duelo —profesionales, amigos o familiares—, la práctica de mindfulness aporta calma y amorosidad, además de un observador interno que posibilita el desapego necesario para respetar el proceso único de cada persona.

Al cultivar la atención plena, se pueden producir cambios importantes en la manera de experimentar la pérdida. Aunque no sea ese el fin último, sí puede ayudarnos a salir del modo automático y llevarnos a una vivencia más consciente de cada instante. Practicar la atención plena no significa evitar o negar la incomodidad, sino permitir que esté presente sin juzgarla, reconociéndola como parte natural del proceso.

La atención plena como aliada en la experiencia del duelo

En el duelo, la atención plena nos permite transitar la pérdida de manera consciente, dando lugar a recursos nuevos para sostenernos y relacionarnos con lo que está sucediendo, momento a momento, con amabilidad. Para quienes acompañan procesos de duelo —profesionales, amigos o familiares—, la práctica de mindfulness aporta calma y amorosidad, además de un observador interno que posibilita el desapego necesario para respetar el proceso único de cada persona.

Al cultivar la atención plena, se pueden producir cambios importantes en la manera de experimentar la pérdida. Aunque no sea ese el fin último, sí puede ayudarnos a salir del modo automático y llevarnos a una vivencia más consciente de cada instante. Practicar la atención plena no significa evitar o negar la incomodidad, sino permitir que esté presente sin juzgarla, reconociéndola como parte natural del proceso.

Transformar el duelo con conciencia plena

El duelo por las pérdidas es un proceso tan natural como la vida misma. Nos ofrece la oportunidad de parar y mirar hacia dentro, para encontrar nuevos significados y proyectos vitales. Si comprendemos que la muerte y la pérdida forman parte intrínseca de la existencia, también aceptaremos que sentir dolor cuando amamos y perdemos a alguien es una reacción natural.

Al practicar mindfulness en el día a día, nos volvemos observadores activos de nuestro propio proceso de duelo. Comenzamos a identificar pensamientos, emociones y cambios en la identidad que surgen a raíz de la ausencia de nuestro ser querido. De esa manera, dejamos de vivir con miedo y descontento para vivir con apertura y amor.

Práctica de la autocompasión

A continuación, se presenta una sencilla práctica que puede servir de apoyo en momentos de dolor:

Pausa de la autocompasión

  1. Coloca tu mano con suavidad sobre tu corazón.
  2. Realiza una inspiración profunda y reconfortante.
  3. Repite mentalmente tres frases que conecten con el dolor y la autocompasión:
  • Este es un momento de sufrimiento.
  • El sufrimiento es parte de la vida.
  • Que yo sepa ser amable conmigo mismo.

Estas frases corresponden a los tres componentes de la autocompasión: mindfulness, humanidad compartida y amabilidad con uno mismo. Puedes adaptarlas a un lenguaje que resuene más contigo, por ejemplo:

  • Esto duele.
  • Todos sufrimos.
  • Que yo me acepte tal como soy.

La finalidad no es suprimir los sentimientos negativos, sino responder a ellos con buena voluntad y presencia amorosa.

Hallar sentido y serenidad en el duelo a través del mindfulness

El mindfulness aplicado al duelo ofrece un enfoque que transforma el dolor en compasión y el sufrimiento en aprendizaje. Al desarrollar una atención plena y amable hacia nosotros mismos, dejamos de ser víctimas de las circunstancias para convertirnos en observadores activos de un proceso natural, que puede abrirnos a nuevas perspectivas y un mayor conocimiento interior.

Espero que este artículo te resulte útil e inspirador en tu proceso. A través de la conciencia plena podemos encontrar sentido y serenidad incluso en los momentos más difíciles, recordando siempre que no estamos solos y que cada experiencia, por dolorosa que sea, puede llevarnos a un camino de crecimiento personal y espiritual.

Escrito por Elisabet Ros, terapeuta transpersonal y especialista en duelo.